sábado, 6 de noviembre de 2010

Noche mágica.

Con la euforia desbordada escribo este texto, no podría hacerlo en mejor momento. A las 11:42pm llegué a mi casa después de uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida, el mismo al que hago alución en mi anterior entrada "Divinos pensamientos".

Toda la semana en mi cabeza rondaron diversas preguntas, la más recurrente era si estarías ahí. Un día antes me puse de acuerdo con el amigo que sóliamos tener en común y con el cual iría al recital.

-Yo llevo mi carro, yo paso por ti y te regreso a donde me digas- Le dije.

-Me parece bien, yo pago el estacionamiento y a la otra yo pongo el auto- Respondió.

Así que desde temprano me preparé para salir a tiempo y no llegar tarde ni con mi amigo ni al recital.

Con el cabello ondulado/rizado, tacones y abrigo negros me dispuse a manejar sabiendo que sería una gran noche.

Ya con mi amigo en el auto, en silencio imaginé que eras tú el que estaba a mi lado, que mientras yo conducía tú ponías algo de música y me contabas una de esas historias que siempre disfruté en tu voz y en tus labios con el toque de humor que tanto te caracterizaba.

El tráfico, el estacionamiento lleno y el intenso frío no fueron suficientes para borrar la sonrisa que se dibujaba en mi rostro por la ilusión de ver a este genio de la música que escuchaba antes de conocerte, pero que amé gracias a ti.

-¿No ves a tu amigo por aquí?- Dije mientras cruzábamos la puerta principal.

-Pues no, ya debe estar adentro, ya casi empieza el recital- Respondió.

La aparición de temas que no creí que interpretaría me hizo olvidarme hasta del cansancio provocado por los tacones... pero al escuchar el primer tema que me dedicaste cuando estábamos juntos hizo erizar mi piel y sentir un frió en mi espalda que recorrió todo mi cuerpo. "Dios santo! qué bello abril sos vos".

Mi otro yo: ¿Y si le marcas?

Yo: ¿Para qué?

Mi otro yo: No sé, le dices que no esperabas que cantara esta canción y te acordaste de él.

Yo: No creo que me conteste... bah! Lo último que haría es responderme el teléfono en medio de un recital. Cállate por favor que intento disfrutar el concierto.

Enfrente de nosotros estaba una pareja, el parecido de este chico contigo atrapó mi atención inmediatamente y al ver la forma en que abrazaba a su novia me provocó mucha ternura. Por un momento pensé que eras vos con tu Mágica ilusión a la que tanto amas, también me proyecté e imagine que éramos vos y yo.

Mi otro yo: ¿Te imaginas que fueras tú con él?

Yo: ... Y sí, siempre quise ir a un recital con él, era un plan de ambos que nunca se pudo cumplir.

-Pues yo no veo a mi amigo por ningún lado- Me dijo mi acompañante entre risas en medio de una canción.

A veces creo que aunque pasen los años y anque en el camino se cruzen diferentes personas, se lleva a esa persona para siempre en el alma... sentí eso cuando el cantante en cuestión cambió la letra de la canción y dijo: "Yo me muero con Fabiana Cantilo". Confieso que mi corazón latió fuerte. ¿Le pasará lo mismo a él tambien o me estoy proyectando? Desconozco la respuesta.

Sin duda uno de los mejores recitales que he podido ver. Un concierto plagado de magia, emociones y una vibra hermosa siempre se agradecen.

Afortunada o desafortunadamente no te vi(mos). ¿Sabes? No me da vergüenza escribir lo que siento, ni que lo sepas. El sentimiento que llevo por dentro va mucho más allá de interpretaciones banales y retorcidas, de malos entendidos mezclados con suposiciones poco acertadas. Esto simplemete es así, sin ir más lejos.

Son las 2:29am y aún tengo una euforia incontrolable.

Se dice que el mejor momento para pedir un deseo es en un concierto pues la energía concentrada del lugar ayuda a que se pueda realizar. Yo pedí el mío...