lunes, 21 de marzo de 2011

De nuevo.


Y sí, señoras y señores, me volvieron a romper el corazón... de nuevo.

jueves, 27 de enero de 2011

Sólo quería que lo supieras.

Mi primer post del 2011 y te lo dedico a ti… de nuevo.

No sé qué sentir al ver que me borraste de Facebook, que me bloqueaste en twitter, en MSN y que ya no tengo acceso a tu blog.

¿Tanto daño te hice?

¿Tanto me odias?

¿Tanto rencor me guardas?

¿Fui tan mala contigo?

Aunque lo dudes o te parezca absurdo, me siento mal por ello. Es como sentir culpa por algo que desconozco; siento la necesidad de pedir perdón pero no sé ni por qué.

Y sí, sea como sea, te pido una disculpa por todo lo que te pudo haber molestado.

Entiendo que también te incomode el que siga escribiendo sobre ti en mi blog. Dejaré de hacerlo.

Sólo quería decir: “Lo siento”.

Sólo quería que lo supieras…

martes, 9 de noviembre de 2010

9 de Noviembre.


Llámenle nostalgia, masoquismo o pérdida de tiempo, al final de cuentas es lo mismo.

A veces me doy lástima por vivir recordando, así soy y creo que moriré así.

El día que nos volvimos novios fue un día exactamente como hoy, Martes 9 de Noviembre pero de 2004 (¿Se dan cuenta? Otro 9 en mi vida). Noviembre para mí es un mes jodidamente nostálgico, no sólo por esto, sino por más asuntos que me han sucedido en este mes.

En la misma habitación donde te dije: "Pero por supuesto que quiero ser tu novia, es lo que más deseo en el mundo" es el mismo lugar donde escribo este texto. El sentimiento es diferente, la situación es diferente... sólo coincide una fecha irónicamente absurda.

¿Será que las mujeres nos hacemos más lios con aquello de fechas, aniversarios etc? Puede ser, pero hoy me fue inevitable acordarme de ti... y es así.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Noche mágica.

Con la euforia desbordada escribo este texto, no podría hacerlo en mejor momento. A las 11:42pm llegué a mi casa después de uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida, el mismo al que hago alución en mi anterior entrada "Divinos pensamientos".

Toda la semana en mi cabeza rondaron diversas preguntas, la más recurrente era si estarías ahí. Un día antes me puse de acuerdo con el amigo que sóliamos tener en común y con el cual iría al recital.

-Yo llevo mi carro, yo paso por ti y te regreso a donde me digas- Le dije.

-Me parece bien, yo pago el estacionamiento y a la otra yo pongo el auto- Respondió.

Así que desde temprano me preparé para salir a tiempo y no llegar tarde ni con mi amigo ni al recital.

Con el cabello ondulado/rizado, tacones y abrigo negros me dispuse a manejar sabiendo que sería una gran noche.

Ya con mi amigo en el auto, en silencio imaginé que eras tú el que estaba a mi lado, que mientras yo conducía tú ponías algo de música y me contabas una de esas historias que siempre disfruté en tu voz y en tus labios con el toque de humor que tanto te caracterizaba.

El tráfico, el estacionamiento lleno y el intenso frío no fueron suficientes para borrar la sonrisa que se dibujaba en mi rostro por la ilusión de ver a este genio de la música que escuchaba antes de conocerte, pero que amé gracias a ti.

-¿No ves a tu amigo por aquí?- Dije mientras cruzábamos la puerta principal.

-Pues no, ya debe estar adentro, ya casi empieza el recital- Respondió.

La aparición de temas que no creí que interpretaría me hizo olvidarme hasta del cansancio provocado por los tacones... pero al escuchar el primer tema que me dedicaste cuando estábamos juntos hizo erizar mi piel y sentir un frió en mi espalda que recorrió todo mi cuerpo. "Dios santo! qué bello abril sos vos".

Mi otro yo: ¿Y si le marcas?

Yo: ¿Para qué?

Mi otro yo: No sé, le dices que no esperabas que cantara esta canción y te acordaste de él.

Yo: No creo que me conteste... bah! Lo último que haría es responderme el teléfono en medio de un recital. Cállate por favor que intento disfrutar el concierto.

Enfrente de nosotros estaba una pareja, el parecido de este chico contigo atrapó mi atención inmediatamente y al ver la forma en que abrazaba a su novia me provocó mucha ternura. Por un momento pensé que eras vos con tu Mágica ilusión a la que tanto amas, también me proyecté e imagine que éramos vos y yo.

Mi otro yo: ¿Te imaginas que fueras tú con él?

Yo: ... Y sí, siempre quise ir a un recital con él, era un plan de ambos que nunca se pudo cumplir.

-Pues yo no veo a mi amigo por ningún lado- Me dijo mi acompañante entre risas en medio de una canción.

A veces creo que aunque pasen los años y anque en el camino se cruzen diferentes personas, se lleva a esa persona para siempre en el alma... sentí eso cuando el cantante en cuestión cambió la letra de la canción y dijo: "Yo me muero con Fabiana Cantilo". Confieso que mi corazón latió fuerte. ¿Le pasará lo mismo a él tambien o me estoy proyectando? Desconozco la respuesta.

Sin duda uno de los mejores recitales que he podido ver. Un concierto plagado de magia, emociones y una vibra hermosa siempre se agradecen.

Afortunada o desafortunadamente no te vi(mos). ¿Sabes? No me da vergüenza escribir lo que siento, ni que lo sepas. El sentimiento que llevo por dentro va mucho más allá de interpretaciones banales y retorcidas, de malos entendidos mezclados con suposiciones poco acertadas. Esto simplemete es así, sin ir más lejos.

Son las 2:29am y aún tengo una euforia incontrolable.

Se dice que el mejor momento para pedir un deseo es en un concierto pues la energía concentrada del lugar ayuda a que se pueda realizar. Yo pedí el mío...

jueves, 14 de octubre de 2010

Divinos pensamientos.


De un tiempo para acá, me he reencontrado con mucha gente de mi pasado. He vuelto a tener contacto con amigos de la Primaria y Secundaria; escuela donde ambos estudiamos. Para mí ha sido muy grato volver a charlar con gente que creí nunca volvería a ver. Y entre plática y plática surgiste tú. No me preguntes cómo, pero así fue. Una de esas personas me comentaba cómo fuiste en esa etapa y de la bonita amistad que llevaron cuando eran niños.

“Fue mi mejor amigo hasta que nos cambiaron de salón” –Me dijo.

“No pensé que lo conocieras, nunca los vi juntos, estoy muy sorprendida” --Dije.

La otra persona fue el amigo que nos presentó hace años, aquel amigo que teníamos en común y que fue una parte importante en nuestra historia. Nos vimos en un centro comercial ya que fuimos a comprar boletos para el recital de aquel cantante argentino del cual los 3 somos fans, pero en especial tú. Nos sentamos a charlar gran parte de la tarde y casi el primer tema fuiste tú. Me reveló cosas de ti que ignoraba por completo, en mi mente sólo decía: Y yo que creía conocerlo bien… que equivocada estaba. Me dijo tantas cosas que me hizo extrañarte por un minuto… o tal vez un poco más.

“¿Y qué vas a hacer si nos lo encontramos en el recital?”

“No creo que eso pase, y si pasa, te dejaré con él y yo me iré a otra parte”

“Cálmate, ¿Por qué harías eso? ¿Tan mal quedaron de nuevo?”

“No, no es eso, claro que tengo muchísimas ganas de verlo, de abrazarlo, de decirle que lo quiero… pero me da miedo que lo malinterprete, que se asuste, que no lo entienda o peor aún, que no me crea… Me da miedo que piense que estoy obsesionada con él como siempre lo creyó. Simplemente le tengo cariño por que lo fue, nada más. Sólo es que no quiero que lo malinterprete de nuevo, a pesar de que quiero verlo, es mejor dejar las cosas así para evitar malos entendidos”

Y es así…

Llegué a mi casa con una sensación extraña, con una necesidad de buscarte, con un vacío inexplicable. Te extrañé mucho. Me pareció increíble como día a día conozco un pedacito de ti, descubro algo nuevo que me hace admirarte más cada día.

sábado, 9 de octubre de 2010

9 de Octubre.


Si de algo debo estar agradecida, es de poder compartir la fecha de nacimiento con uno de los más grandes genios que ha dado el mundo: Lennon.

Él cumpliría 70... yo sólo cumplo 23.

martes, 14 de septiembre de 2010

Carta a Héctor Correa Cardoso.

Admito que me da pena escribir esto, desconozco el por qué. No sé si sea correcto poner tu nombre en un blog público… sin embargo, lo hago como un homenaje por todo lo bueno que vivimos juntos y por lo importante que ERES para mí.

Bien, comienzo:

Tengo que ser sincera conmigo misma. Es hora de “verme al espejo”, admitir mis errores y tratar de mejorar. También debo reconocer mis cosas positivas para mantenerlas.

Ese proceso de auto reconocimiento nunca me fue nada fácil.

Siempre me educaron bajo un lema: PERFECCIÓN. Si no era la mejor, la única, la más… no era nada, no era nadie.

Crecí así, compitiendo contra el peor monstruo que me habían presentado: yo. Los errores no cabían en mi mundo, así de fácil.

Fallar era lo peor que me podía pasar, era sinónimo de ser estúpida, incapaz, mediocre, tonta. Me era tan perturbador no ser la mejor que se destruía por completo mi autoestima y mandaba lejos la poca confianza que podía tener en mí.

Esto siempre se ha visto reflejado en todos y cada uno de los aspectos de mi vida. Contigo no fue la excepción.

En mi afán de convencerte de que era perfecta me vi orillada a cometer errores fatales; el más grande, quizá, fue mentirme a mi misma… por ende terminé mintiéndote a ti.

Mentí sobre mi pasado, sobre mi presente, sobre mi vida, mis gustos, mis pensamientos, mi ideología etc. etc.

Me doy vergüenza.

Mentí sobre cosas tan elementales que logre que tus ojos vieran una persona totalmente ajena a lo que realmente soy. Negué mi parte más vulnerable para parecer y sentirme más fuerte. Negué que negaba todo eso para convencerme de que podía ser aquella utopía a la que había crecido y vivido aferrada.

Si lo admito es porque me he dado cuenta del gran daño que me hecho, porque me cansé de no ser yo y porque he comenzado un proceso de aceptación. .. Tal vez tardío pero quiero ser yo.

Me duele y me pesa en el alma que hayas padecido y vivido esta etapa; tu menos que nadie lo merecía.

Sin decir más, quiero terminar diciendo 3 cosas:

Gracias por los momentos que compartimos juntos, me los llevaré el resto de mi vida en mi corazón.

Te quiero y lo haré siempre, nunca lo olvides, nunca lo dudes.

Perdón por mis errores, sé que fueron muchos pero nunca intencionales.