
Y sí, señoras y señores, me volvieron a romper el corazón... de nuevo.
Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande....
Mi primer post del 2011 y te lo dedico a ti… de nuevo.
No sé qué sentir al ver que me borraste de Facebook, que me bloqueaste en twitter, en MSN y que ya no tengo acceso a tu blog.
¿Tanto daño te hice?
¿Tanto me odias?
¿Tanto rencor me guardas?
¿Fui tan mala contigo?
Aunque lo dudes o te parezca absurdo, me siento mal por ello. Es como sentir culpa por algo que desconozco; siento la necesidad de pedir perdón pero no sé ni por qué.
Y sí, sea como sea, te pido una disculpa por todo lo que te pudo haber molestado.
Entiendo que también te incomode el que siga escribiendo sobre ti en mi blog. Dejaré de hacerlo.
Sólo quería decir: “Lo siento”.
Sólo quería que lo supieras…De un tiempo para acá, me he reencontrado con mucha gente de mi pasado. He vuelto a tener contacto con amigos de la Primaria y Secundaria; escuela donde ambos estudiamos. Para mí ha sido muy grato volver a charlar con gente que creí nunca volvería a ver. Y entre plática y plática surgiste tú. No me preguntes cómo, pero así fue. Una de esas personas me comentaba cómo fuiste en esa etapa y de la bonita amistad que llevaron cuando eran niños.
“Fue mi mejor amigo hasta que nos cambiaron de salón” –Me dijo.
“No pensé que lo conocieras, nunca los vi juntos, estoy muy sorprendida” --Dije.
La otra persona fue el amigo que nos presentó hace años, aquel amigo que teníamos en común y que fue una parte importante en nuestra historia. Nos vimos en un centro comercial ya que fuimos a comprar boletos para el recital de aquel cantante argentino del cual los 3 somos fans, pero en especial tú. Nos sentamos a charlar gran parte de la tarde y casi el primer tema fuiste tú. Me reveló cosas de ti que ignoraba por completo, en mi mente sólo decía: Y yo que creía conocerlo bien… que equivocada estaba. Me dijo tantas cosas que me hizo extrañarte por un minuto… o tal vez un poco más.
“¿Y qué vas a hacer si nos lo encontramos en el recital?”
“No creo que eso pase, y si pasa, te dejaré con él y yo me iré a otra parte”
“Cálmate, ¿Por qué harías eso? ¿Tan mal quedaron de nuevo?”
“No, no es eso, claro que tengo muchísimas ganas de verlo, de abrazarlo, de decirle que lo quiero… pero me da miedo que lo malinterprete, que se asuste, que no lo entienda o peor aún, que no me crea… Me da miedo que piense que estoy obsesionada con él como siempre lo creyó. Simplemente le tengo cariño por que lo fue, nada más. Sólo es que no quiero que lo malinterprete de nuevo, a pesar de que quiero verlo, es mejor dejar las cosas así para evitar malos entendidos”
Y es así…
Llegué a mi casa con una sensación extraña, con una necesidad de buscarte, con un vacío inexplicable. Te extrañé mucho. Me pareció increíble como día a día conozco un pedacito de ti, descubro algo nuevo que me hace admirarte más cada día.Admito que me da pena escribir esto, desconozco el por qué. No sé si sea correcto poner tu nombre en un blog público… sin embargo, lo hago como un homenaje por todo lo bueno que vivimos juntos y por lo importante que ERES para mí.
Bien, comienzo:
Tengo que ser sincera conmigo misma. Es hora de “verme al espejo”, admitir mis errores y tratar de mejorar. También debo reconocer mis cosas positivas para mantenerlas.
Ese proceso de auto reconocimiento nunca me fue nada fácil.
Siempre me educaron bajo un lema: PERFECCIÓN. Si no era la mejor, la única, la más… no era nada, no era nadie.
Crecí así, compitiendo contra el peor monstruo que me habían presentado: yo. Los errores no cabían en mi mundo, así de fácil.
Fallar era lo peor que me podía pasar, era sinónimo de ser estúpida, incapaz, mediocre, tonta. Me era tan perturbador no ser la mejor que se destruía por completo mi autoestima y mandaba lejos la poca confianza que podía tener en mí.
Esto siempre se ha visto reflejado en todos y cada uno de los aspectos de mi vida. Contigo no fue la excepción.
En mi afán de convencerte de que era perfecta me vi orillada a cometer errores fatales; el más grande, quizá, fue mentirme a mi misma… por ende terminé mintiéndote a ti.
Mentí sobre mi pasado, sobre mi presente, sobre mi vida, mis gustos, mis pensamientos, mi ideología etc. etc.
Me doy vergüenza.
Mentí sobre cosas tan elementales que logre que tus ojos vieran una persona totalmente ajena a lo que realmente soy. Negué mi parte más vulnerable para parecer y sentirme más fuerte. Negué que negaba todo eso para convencerme de que podía ser aquella utopía a la que había crecido y vivido aferrada.
Si lo admito es porque me he dado cuenta del gran daño que me hecho, porque me cansé de no ser yo y porque he comenzado un proceso de aceptación. .. Tal vez tardío pero quiero ser yo.
Me duele y me pesa en el alma que hayas padecido y vivido esta etapa; tu menos que nadie lo merecía.
Sin decir más, quiero terminar diciendo 3 cosas:
Gracias por los momentos que compartimos juntos, me los llevaré el resto de mi vida en mi corazón.
Te quiero y lo haré siempre, nunca lo olvides, nunca lo dudes.
Perdón por mis errores, sé que fueron muchos pero nunca intencionales.