martes, 14 de septiembre de 2010

Carta a Héctor Correa Cardoso.

Admito que me da pena escribir esto, desconozco el por qué. No sé si sea correcto poner tu nombre en un blog público… sin embargo, lo hago como un homenaje por todo lo bueno que vivimos juntos y por lo importante que ERES para mí.

Bien, comienzo:

Tengo que ser sincera conmigo misma. Es hora de “verme al espejo”, admitir mis errores y tratar de mejorar. También debo reconocer mis cosas positivas para mantenerlas.

Ese proceso de auto reconocimiento nunca me fue nada fácil.

Siempre me educaron bajo un lema: PERFECCIÓN. Si no era la mejor, la única, la más… no era nada, no era nadie.

Crecí así, compitiendo contra el peor monstruo que me habían presentado: yo. Los errores no cabían en mi mundo, así de fácil.

Fallar era lo peor que me podía pasar, era sinónimo de ser estúpida, incapaz, mediocre, tonta. Me era tan perturbador no ser la mejor que se destruía por completo mi autoestima y mandaba lejos la poca confianza que podía tener en mí.

Esto siempre se ha visto reflejado en todos y cada uno de los aspectos de mi vida. Contigo no fue la excepción.

En mi afán de convencerte de que era perfecta me vi orillada a cometer errores fatales; el más grande, quizá, fue mentirme a mi misma… por ende terminé mintiéndote a ti.

Mentí sobre mi pasado, sobre mi presente, sobre mi vida, mis gustos, mis pensamientos, mi ideología etc. etc.

Me doy vergüenza.

Mentí sobre cosas tan elementales que logre que tus ojos vieran una persona totalmente ajena a lo que realmente soy. Negué mi parte más vulnerable para parecer y sentirme más fuerte. Negué que negaba todo eso para convencerme de que podía ser aquella utopía a la que había crecido y vivido aferrada.

Si lo admito es porque me he dado cuenta del gran daño que me hecho, porque me cansé de no ser yo y porque he comenzado un proceso de aceptación. .. Tal vez tardío pero quiero ser yo.

Me duele y me pesa en el alma que hayas padecido y vivido esta etapa; tu menos que nadie lo merecía.

Sin decir más, quiero terminar diciendo 3 cosas:

Gracias por los momentos que compartimos juntos, me los llevaré el resto de mi vida en mi corazón.

Te quiero y lo haré siempre, nunca lo olvides, nunca lo dudes.

Perdón por mis errores, sé que fueron muchos pero nunca intencionales.