jueves, 29 de julio de 2010

Mi gran día (Segunda parte).

Recuerdo que cuando lo conocí, me enamoré de su mirada. Tenía una mirada especial, única, profunda, sincera…

Cerré la puerta y me dirigí al centro del auditorio, caminé lentamente con la excusa de que estaba nerviosa, pero en realidad era por alguna absurda esperanza de oír que alguien llamaba a la puerta y que fuera él.

Yo: Comencemos.

Mi otro yo: Espera 5 minutos más, probablemente no debe tardar, tal vez…

Yo: ¿A quién quiero engañar? No va a venir.

Mi otro yo: Pero y si….

Yo: Mejor concéntrate en lo que tienes que decir.

Sinodales: Daremos inicio a la lectura del acta….

Mi otro yo: No voy a poder, no voy a poder!

Yo: Cállate y concéntrate de una buena vez.

Sinodal 1: Listo, puedes comenzar, te escuchamos.

Mi otro yo: Tal vez esté afuera, debería ir rápido a ver…

Era mi examen profesional, el examen requerido por algunas facultades para recibir oficialmente el título de Licenciatura, Bachelor o como gusten llamarle a los estudios superiores.

Hablé, expuse mi tesis en 20 minutos y fue sometida a más de una hora de preguntas por parte de los 3 sinodales que evaluaban mi trabajo.

Sinodal 1: Bueno, necesitamos que nos esperen afuera para tomar una decisión…

Mi otro yo: Corre y ve a ver si está allá afuera!

Salí acompañada de mi familia y amigos, abrí la puerta con el mismo sentimiento con que la cerré horas antes; efectivamente, no había nadie. Los 10 minutos de espera los percibí como eternos mientras no dejaba de buscarlo entre la gente que pasaba, con la esperanza de verlo llegar con alguna excusa de su demora… pero que llegara.

Era un momento importante para mí, sin embargo él no estuvo ahí… La razón del por qué decidió no asistir a mi evento será una duda que me acompañará el resto de mi vida.

LAMENTO LA AUSENCIA, ESTABA DE VACACIONES... LOS QUIERO A TODOS!